Evaluar significa valorar el trabajo realizado, como por ejemplo, el trabajo en clase. En este sentido, la evaluación educativa es un proceso en el que se formulan juicios que se deberán emitir para que tenga lugar esta educación. Pero para ello, es decir, para poder formular un juicio con coherencia, hace falta un trabajo previo de obtención de la información.
Por lo tanto, podríamos decir que la evaluación, resultaría el proceso de obtención de la información y de su propio uso para poder formular juicios que a su vez, se usen para poder tomar decisiones.
Dentro del ámbito de la educación, la evaluación siempre ha sido una pieza clave para asegurar un correcto desarrollo y evolución del alumnado. Con los años, esta ha ido evolucionando y se ha pasado de una evaluación estrictamente cuantitativa donde lo importante era el resultado numérico final, a una evaluación más completa y cualitativa, en la que el objetivo no es el valor numérico, sino el aprendizaje global obtenido, estableciendo puntos de partida y de mejora.
Evaluación tradicional vs. evaluación competencial: principales rasgos.
Cuando hablamos sobre evaluación tradicional, nos referimos a aquella en la que los parámetros se establecen por parte del profesor, asignando únicamente notas cuantitativas, sin tener en cuenta criterios académicos o profesionales.
Además, la evaluación tradicional está más centrada en los errores que en los logros, por pequeños que éstos sean. En este sentido, este método de evaluación tiende a conducir al proceso educativo a la rutina escolar y al uso de las medidas coercitivas, por tanto obstaculiza la búsqueda del pensamiento crítico y creativo y hace mucho más pesado el aprendizaje para el alumnado.
Por el contrario, la evaluación competencial es aquella que, partiendo de una base de aprendizaje y mejora, tiene en cuenta todo el proceso de desempeño que sigue el alumnado para conseguir unos objetivos marcados.
La evaluación competencial se centra en el auto-mejoramiento, permitiendo así al alumnado a cometer errores y aprender de ellos, entendiendo así que no es un problema equivocarse, aprendiendo del error e investigando la mejora. Es decir, se tienen en cuenta los errores y se usan como fuente de aprendizaje y mejora, algo sumamente importante para el alumnado.
En resumen, mientras que la evaluación tradicional se ocupa de medir el contenido y la cantidad de éste siguiendo unas pautas, la evaluación competencial se interesa por expresar la calidad de ese contenido.
La rúbrica: la principal herramienta de la evaluación competencial
Las rúbricas son un conjunto de ítems relacionados entre sí para poder evaluar la adquisición de los objetivos de aprendizaje definidos. Es una herramienta de calificación muy usada y sobre todo recomendada, especialmente para llevar a cabo coevaluaciones y autoevaluaciones, pudiendo evaluar así desde el aspecto más objetivo al más subjetivo.
En líneas generales, la rúbrica permite una mayor implicación del alumnado ya que toman mayor conciencia de su evaluación y el porqué de su puntuación en cada ítem ya que este queda claramente justificado.
Además, otro aspecto positivo de las rúbricas es la capacidad de vincular criterios de evaluación y competencias o dimensiones, de este modo, desgranamos aún más la evaluación profundizando en aspectos más detallados y obteniendo una evaluación aún más detallada.
¿Cómo ayuda la autoevaluación y la coevaluación en el aprendizaje?
La autoevaluación es muy útil para desarrollar la capacidad de resolver problemas y estimular la conciencia crítica y autocrítica. En este sentido, no se trata de una simple verificación de un conocimiento, sino que va un paso más allá, es decir, es el acercamiento al conocer, implícito en el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Actualmente, la autoevaluación es uno de los mejores trabajos de enseñanza que se puede trabajar con en el alumnado para que aprendan de los errores cometidos entendiendo así que no se trata de un error negativo como tal, sino de un simple paso en su proceso de aprendizaje, queriendo mejorar día a día y sobretodo, entender el porqué de cada fallo.
Además, la coevaluación también les permite desarrollar el espíritu crítico, no sólo para valorar su trabajo, sino también para ayudar a sus compañeros a mejorar. Una buena forma de hacer reflexión sobre el trabajo expuesto y analizar en que se ha podido mejorar.
La enseñanza hoy en día no es sólo la acción de comunicar, sino que también representa una orientación al alumnado a encontrarse con la posibilidad de ser autónomo y saber fundamentar una argumentación en el desarrollo de su pensamiento crítico.
Recuerda que desde Additio, podrás crear tanto una autoevaluación, como una coevaluación pulsando sobre el icono de + para crear una columna nueva con el botón derecho del mouse, y el sistema te ofrecerá ambas opciones. Tan solo deberás seguir los pasos para configurar la actividad y, con un solo click ¡mandarla a tu alumnado!